martes, 17 de mayo de 2016

La diócesis de Ciudad Rodrigo

Este enlace lleva al artículo que publicó el P. Fidel Fita en el Boletín de la Real Academia de la Historia bajo el epígrafe: «La Diócesis y Fuero eclesiástico de Ciudad Rodrigo en 13 de Febrero de 1161», páginas 437 a 448, al que se hace referencia en los artículos del semanario AVANTE.

En él aparecen varias referencias a Irueña con diferentes denominaciones y a su donación por parte de Fernando II a la diócesis de Ciudad Rodrigo.

Éstas son algunas capturas de sus páginas.




jueves, 12 de mayo de 2016

Los Milagros de Urueña y las Columnas de Ciudad Rodrigo III

En el número 145 de AVANTE, semanario independiente de Ciudad Rodrigo, del día 18 de enero de 1913 aparece publicada la respuesta de Luis Rodríguez Miguel a los dos artículos que publicó Jesús Pereira en El Salmantino los días 8 y 9 de enenro de 2013.

Los Milagros de Urenia y las Columnas de Ciudad Rodrigo II

Han pasado varios días desde la publicación con este mismo título, en el AVANTE —21 de Diciembre de 1912— de la excitación a los mirobrigenses para poner en claro la identidad o diversidad de ambos monumentos, y aunque el plazo no es muy largo, para que tomen parte en esta investigación histórico-arqueológica, otras personas, —seguramente esperamos la tomarán— creo cumplir con un deber de cortesía contestando y haciéndome cargo de algo que han dicho, los que hasta ahora se han dignado tomar parte, correspondiendo a mi invitación.

Comienzo por manifestar mi grata sorpresa y reconocimiento, al Sr. don Jesús Pereira, que con modestia muy laudable, oculta a un erudito, entusiasta investigador de la historia de Ciudad Rodrigo, que puede y debe convertirse, en un auxiliar de gran provecho para los trabajos que en esa región, se relacionan con la historia, los monumentos, el arte y la arqueología, que según su misión, debe llenar la Comisión de Monumentos.

Hago mías, y veré con sumo gusto cumplidas, las excitaciones que don Alejo Hernández, hacía en el AVANTE, a los Sres. don Mateo Hernández Vegas, don Jesús D. Sánchez-Bordona, y al historiador Sr. Nogales, esperando, confiadamente, que estos Sres., hagan buena la afirmación del Sr. Hernández, de «ser conocidísimo este asunto de los intelectuales mirobrigenses».

Cediendo, forzosamente, a la limitación que impone un artículo de periódico, en la cantidad y extensión del que inserta esta líneas, porque a ello me obliga la gratitud con que se dio hospitalidad en él a mi primer artículo, voy en el presenta a contestar al que en El Salmantino, publicó el 28 de Diciembre último, don Jesús Pereira, sin ampliar, ni rectificar, lo que pudiera hacer, si me atuviera a los otros dos, que en el mismo periódico, ha dado a luz dicho señor.
Desde luego, no es posible contestar a la primera pregunta mía: ¿Existen esas columnas en los altos de Urueña?, sin una inspección ocular sobre el terreno, practicada por una persona inteligente y aficionada a estos estudios. Que no existen enhiestas, como por lo visto estuvieron en tiempo del historiador Cabañas, es evidente; si existieran como las vio este historiador, las hubiera descrito el erudito arqueólogo Sr. Gómez Moreno, que habla de los restos de la antigua ciudad romana, sin entrar en la enumeración de ellos, y éstos, por lo menos, por su importancia, no hubiera dejado de señalarlos; es verdad que pueden existir mutiladas las columnas, desperdiciadas y abandonadas a las injurias del tiempo; lo que no es extraño en ciudades ruinosas y despobladas, cuando tan recientemente el Ayuntamiento de Ciudad Rodrigo, tiró a tierra las columnas que estaban en un ángulo de la casa consistorial —cuyo espectáculo, tanto impresionó al Sr. Marqués de Cerralbo— sin que se sepa dónde piensa colocarlas, si es que ya no han servido para cimiento o mampuesto de alguna moderna construcción.

Son ciertos los datos de que Cabañas, aduce el Sr. Pereira, para demostrar la coexistencia de ambos monumentos, y, como lógica y legítima consecuencia, la de que no son las de Ciudad Rodrigo, las que existieron en Urueña; de donde se desvanece la sospecha, por mi apuntada, de ser aquellas las que existen hoy en el ciudad mirobrigense.

Debo añadir, que estas tres formas, en las que yo designo a la ciudad destruida, son las mismas que indica el P. Fita, a saber: Oronia, en el siglo XII, Uruonia, en el siglo XVI y Urueña, en el siglo XVII.

Los dos artículos que el Sr. Pereira ha publicado en El Salmantino correspondientes a los días 8 y 9 del mes actual, suministran preciosos datos para resolver la cuestión, de si, tanto las columnas de Urueña, como las de Ciudad Rodrigo, son un Trifinio augustal, punto capital que nuestro ilustre académico, quería ser resolviese por la Comisión de Monumentos, y que en espera de nuevos datos que suministre el Sr. Pereira, u otros escritores, podremos someter a la decisión de la referida comisión provincial de Monumentos, para que después los examine el Sr. Director de la Academia de la Historia.

Yo me felicito, y felicito a Ciudad Rodrigo porque con este motivo hayamos despertado la curiosidad de personas amantes de la historia y Monumentos de esta ciudad tan interesante, olvidada, como otras de esta provincia de Salamanca, por incuria nuestra, y que se haya dado a conocer persona tan erudita y laboriosa, como el Sr. D. Jesús Pereira, al que, además de nuestra simpatía y amistad, ofrecemos cuanto esté de nuestra parte y pueda serle útil, para sus interesantes estudios e investigaciones.

LUIS RODRÍGUEZ MIGUEL
Salamanca, 10 Enero 1913



miércoles, 11 de mayo de 2016

Las columnas de Ciudad Rodrigo II

Completa su artículo Jesús Pereira en El Salmantino del 9 de enero de 1913.

Las columnas de Ciudad Rodrigo


¿Las columnas de Ciudad Rodrigo, son mojones divisorios de la España Ulterior y Citerior? ¿Lo son de las provincias imperiales? ¿Son acaso los términos augustales que establecieron los límites de Miróbriga con Elmántica (sic) y Bletisa? ¿Son las dos cosas a la vez, amalgamadas y confundidas por el celo de un Ayuntamiento ligero?


(CONCLUSIÓN)
¿A qué obedece esta tan variada manera de proceder de Cabañas? ¿Hemos de atribuir esta contradicción a los copistas? Yo creo que no; que obedece a una lamentable confusión del historiador que ha sido causa de lo que respecto a las columnas existe.


La razón en que Cabañas parece apoyarse para decir que las columnas son los términos augustales de Miróbriga con Salmántica y Bletisa, parece hallarse en estas palabras del capítulo I:

«Unidas (las columnas) y coronadas con grandes piedras e inscripciones, cuyas letras declaran haberse llamado (la ciudad) en los primitivos tiempos, Miróbriga, y haberlas mandado poner (las columnas) el emperador Octavio.»

Es decir, que para señalar el destino y procedencia de las columnas, Cabañas se deja guiar por lo que declara la inscripción que corona las columnas, y como esa inscripción declara que César Augusto puso los términos entre Ciudad Rodrigo y Ledesma, viene a deducir que las columnas son los términos augustales. Y aquí está la confusión y la torcedura del camino. Porque Cabañas puede deducir que la piedra que corona las columnas es el término augustal, pero no que lo sean las columnas por ella coronadas.

Antes del año 1557, las columnas no estaban coronadas por frisos ni piedras donde se viera ninguna inscripción que declara su procedencia. Al trasladarlas en 1557, hallaron bajo su base una piedra con una inscripción; y el Consistorio, visto que el letrero resultaba en honor de la ciudad, mandó copiarlo íntegramente en una nueva piedra, la que puso sobre las columnas, tal vez a la buena de Dios, y sin andarse en más averiguaciones.

He aquí la piedra hallada bajo la base de las columnas, y por lo cual Cabañas, creyéndola, sin duda, parte integrante del monumento, afirmó que las columnas eran términos augustales:

IMPERATOR CAESAR AUG., PONT MAX.,
POTEST XXVIII, CONS XIII, PATER
PATR TERMINUS INT. MIROB
VAL UT ET BETIS VAL.

(El emperador César Augusto, tribuno por la vigésima octava vez, cónsul por la décima tercera, padre de la Patria, mandó poner este término entre Miróbriga y Bletisa (Ledesma) y manda que sea respetado por ambos pueblos.)

La piedra no dice más. La inscripción nos autoriza para afirmar que la piedra donde estaba esculpida era un término augustal, pero no que lo sean las columnas; so pena de demostrar que dicha piedra pertenecía a las columnas.

¿Puede esto demostrarse? ¿Es que por haber sido encontrada bajo las columnas se puede afirmar que formaba parte de ellas? ¿Es que por haber sido hallada bajo las columnas, puede deducirse que antes hubiera estado encima de ellas?
S. Cabañas así lo da por cierto (yo creo que fuera bueno probarlo) cuando dice: «Otra inscripción tuvieron las columnas encima (¿cómo se demostró eso?) que declara haber llegado los términos de esta ciudad por la parte de Oriente hasta Salamanca, y dice así:

CAESAR AUGUSTUS OONT MAX TRIB
POTEST XXVIII PONS XIII PATER PATR
TERMINUS AUGT INTER MIROB
VAL UT ET SALMT.
«Está puesta esta piedra por pila de agua bendita en la iglesia de San Juan Bautista, y de ella hace relación Juan Bosco en su crónica de España, capítulo X.»

Pero sucede que en la iglesia de Ledesma (Bletisa) había una piedra con esta otra inscripción, según el mismo Cabañas.

IMP CAESAR AUG PONT MAX, TRIB
POTEST XXVIII CONS XIII PATER
PATR, TERM AVG INTER BLETIS
MIROB ET SALMANT

Y sucede además que en Nuestra Señora del Castillo, de Yecla de Huebra, hay otra, hasta este momento creo que completamente inédita (3) que dice:

US AUGUSTALIS
MIROBRIGENSES
POLIBEDENSES

Y de readmitir, como da por cierto Cabañas, que estos términos augustales estaban sobre columnas de Ciudad Rodrigo, tan cuidadosamente recogidas y conservadas hasta ahora, serían cuando menos cuatro y no tres como han sido siempre.

Por todo lo cual, vengo yo a deducir, mejor dicho, a sospechar: 1º, que las columnas de Ciudad Rodrigo, aisladas de todo piso y coronamiento, pudieron ser mojones divisorios de la Lusitania y Miróbriga, puestas por Augusto en el antiguo límite de la España Ulterior que debía estar entre ellas, si es que no era el río Águeda. 2º, que las piedras donde constaban los límites de Ciudad Rodrigo con Salamanca, Ledesma y esa otra de Yecla de Huebra que los marcaba con los Polibedenses, eran otros tantos términos augustales, que arrancados de sus respectivos sitios después de la dominación romana, acabaron por ser sillares de templos cristianos, como en Ledesma y Yecla o pilas de agua bendita como la de San Juan Bautista, o cimientos despreciados de las columnas de Ciudad Rodrigo; y 3º, que al poner el Consistorio sobre las columnas la inscripción encontrada bajo su base, sin razón seria para ello juntó y fundió en un solo monumento dos monumentos distintos, causa y origen de la confusión que se advierte en Cabañas y causa y origen tal vez de que la perspicaz mirada del Padre Fita y del señor Rodríguez Miguel, fijas en este monumento mirobrigense, hayan venido a decirnos a través de sus preguntas: «Al cabo, ¿qué son esas columnas? ¿De dónde han venido? ¿Qué títulos garantizan su procedencia y destino?»
Sin datos fehacientes para ello, nada afirmo: Mis dudas y sospechas sobre lo que pudieron ser esas columnas, ahí las dejo expuestas, por si al Sr. Vice-presidente de la comisión salmantina de Monumentos o al presidente de la Real Academia de la Historia, pueden proporcionarles alguno de los datos que buscan.
JESÚS PEREIRA
Ciudad Rodrigo.

NOTA.
     (3) Buscando datos sobre los sitios de Ciudad Rodrigo, debí a la amabilidad de doña Teresa de Cáceres (q. e. p. d.), la inmerecida distinción de poder registrar el Diario Íntimo de su padre, don Joaquín de Cáceres, señor de Yecla y uno de los espíritus más cultos de Ciudad Rodrigo en el pasado siglo, y entre los que sobre historia local pude recoger anoté literalmente este que me pareció de suma importancia. «En una de las idas a Yecla vimos en Nuestra Señora del Castillo, la siguiente inscripción:
      US AUGUSTALIS
MIROBRIGENSES
POLIBEDENSES
que podrá decir términos augustalis inter mirobrigenses et polibedenses»

No he tenido ocasión de comprobar si esta inscripción existe todavía; pero de su existencia anterior no me es lícito dudar ni por la persona que lo dice ni por el verdadero sagrario de la intimidad de donde lo tomé.
La piedra de Yecla debe ser el resto de un término augustal como los anteriormente copiados, sin más diferencia que la de citar no a los pueblos entre los que marca el límite como los anteriores, sino a los pobladores.
Y ¿quiénes son estos polibedenses? ¿Eran lusitanos? ¿Eran vetones? El primer elemento de la palabra (poli) puede ser un dato fidedigno para acabar de dilucidar si Ciudad Rodrigo y Salamanca son de origen celta o son de origen griego? O de otra manera, ¿los griegos no pasaron del litoral levantino como es creencia común o por el contrario penetraron en España, fundando Elmántica, Miróbriga, Occellumdur (Fermoselle) y Ulisea y Oliripo (Lisboa)? He aquí una cuestión de importancia no sólo para la historia de Ciudad Rodrigo y Salamanca, sino también para la general de España.

martes, 10 de mayo de 2016

Las columnas de Ciudad Rodrigo I

El Presbítero e historiador Jesús Pereira continua con el tema de las columnas de Ciudad Rodrigo escribiendo el siguiente artículo en El Salmantino del 8 de enero de 1913.

Las columnas de Ciudad Rodrigo

¿Las columnas de Ciudad Rodrigo, son mojones divisorios de la España Ulterior y Citerior? ¿Lo son de las provincias imperiales? ¿Son acaso los términos augustales que establecieron los límites de Miróbriga con Elmántica (sic) y Bletisa? ¿Son las dos cosas a la vez, amalgamadas y confundidas por el celo de un Ayuntamiento ligero?


He aquí una cuestión digna de dilucidarse.
En mi artículo anterior, contestando al señor Rodríguez Miguel, daba yo por averiguado que las columnas de Ciudad Rodrigo no son los Milagros de Urueña; pero como a través de las preguntas del erudito vicepresidente de la comisión de Monumento, me parece que asomaba otra interrogación más honda y trascendental sobre este monumento romano, aprovecharé la cuestión que ello me ofrece para exponer ciertas dudas y sospechas, (no llegan a opinión), ha mucho concebidas sobre lo que pudieron ser esas columnas que Ciudad Rodrigo usa como blasón heráldico, y de las que un rey de armas decía para explicarlas en el tiempo de Carlos V:
Ciubdá Rodrigo, en sennal
de sus onrrosas fortunas
se zifra en tres columnas
d’antigua, noble, é, leal.

Dice S. Cabañas en el capítulo I de su historia de la muy noble y muy ilustre ciudad de Ciudad Rodrigo, que las tres columnas fueron puestas por Augusto, «a los cuarenta y dos años de su imperio, para señalar hasta dónde llegaban los términos de la España Ulterior».
Téngase en cuenta que la división de España en Ulterior y Citerior no pertenece la Imperio, sino a la República Romana (206 antes de J. C., según unos, 197 según otros, en tiempo del pretor Catón), división que Augusto vino a destruir con lo que él hizo de España, dividiéndola en tres provincias: dos imperiales, la Tarraconense, que comprende la España Citerior, y la Lusitania desde el Duero hasta el Guadiana, en la Ulterior, ocupando lo restante la Bética, provincia senatorial, y téngase también en cuenta, que es opinión común, que Augusto hizo esta división sobre el antiguo límite de la división republicana (1).

Al decir, pues, Cabañas que Augusto puso las columnas para señalar los términos de la España Ulterior, no puede entenderse, puesto que esto sería una ignorancia inadmisible en Cabañas, que Augusto dividiera a España en Citerior y Ulterior y que para establecer el límite pusiera las columnas, sino que para deslindar a Miróbriga de la provincia de Lusitania, puso las columnas sobre el antiguo límite de la España Ulterior. Hipótesis que a mi juicio, se compone perfectamente con esto que en el capítulo III dice el mismo historiador: «en el año 42 de su imperio, mandó Augusto señalar los términos de las ciudades y pueblos fronterizos a Lusitania, porque los naturales de ésta se entraban y apacentaban sus ganados en los términos de aquellos; y al mismo tiempo ordenó poner en esta ciudad tres grandes columnas, con el fin de evitar así los pleitos y pendencias que podían mediar entre ellos. Fue esto a los sesenta años de su edad y el primero de Nuestro Señor Jesucristo.»

Y aquí sale un nuevo enredo (2). Parece claro conforme a la hipótesis establecida, que Augusto mandó deslindar a Miróbriga de Lusitania: pero ¿las columnas las mandó poner sólo al límite de Lusitania y Miróbriga, antiguo límite probablemente de la España Ulterior, o (empleando las palabras de Cabañas) al mismo tiempo ordenó poner en esta ciudad (dentro de la ciudad o en sus inmediaciones) tres grandes columnas, con el fin de evitar así los pleitos y pendencias entre ellos?

Si es lo primero que parece, el sentido más obvio, se puede colegir que las columnas fueron puestas por Augusto sobre el antiguo límite de la España Ulterior para señalar la frontera de Miróbriga y Lusitania; y que éste debe ser el sentido de esas palabras, nos lo dicen estas otras del capítulo II: «la causa que movió al emperador Augusto a acrecentar y poblar de romanos la ciudad de Miróbriga (fue) por parecerle sitio acomodado para la frontera de los rebeldes lusitanos y en consideración a su fundador se empezó a llamar Augustóbriga. No obstante, cuando pusieron las tres columnas que señalaban los términos, se llamaba todavía Miróbriga como consta de las inscripciones». Y si es lo segundo, es decir, que las mandó poner en Ciudad Rodrigo, se puede colegir que fueron traídos desde el límite de la España Ulterior para consagrarlos al emperador, o se puede deducir lo mismo que anteriormente con sólo suponer que el límite de la España Ulterior, fuese el río Águeda, desde su unión con el Duero (lo que no me parece improbable) y en este límite dentro de Ciudad Rodrigo, mandara poner las columnas.

Adviértase también que en las palabras citadas hasta ahora, Cabañas habla de las columnas; de Lusitania, de la España Ulterior y de Miróbriga; pero para nada nombra a Salamanca y Ledesma; ni dice que las columnas fueran los términos de estos tres pueblos.

Pues bien, a pesar de ello, el capítulo III de su historia, lo dedica íntegramente a decir que las columnas fueron términos augustales de Miróbriga con Salamanca y Ledesma, y otro pueblo que no menciona porque faltaba una tercera piedra y «sería apreciable, dice, se descubriera la tercera piedra».
(Continuará)
NOTAS:
    (1) Era este límite, según historiadores que no quieren exponerse a errar una línea (no dicen si recta o quebrada), tirado desde la desembocadura del Duero hasta Almería. El señor Lafuente, en el mapa que acompaña al tomo 1º de su obra, hace subir el límite Duero arriba hasta cerca de Simancas, bajando después por Salamanca, atravesando tierras retanas para bordear las de los carpetanos, oretarios y bartetarios. Según este mapa de Lafuente, los restantes pertenecieron a Lusitania y esto no parece fácil de admitirse, so pena de dar por cierto que la Lusitania llegara casi al corazón de la Celtiberia.

(2) Escrita la Historia por S. Cabañas en 1627 a 28, no fue dada a imprenta hasta el año 1861, habiendo, por consiguiente, corrido manuscrita y víctima de mis atormentadores copistas nada menos que 234 años. Téngase esto muy en cuenta para juzgar de las confusiones y enredos que aparecen en la Historia impresa.

domingo, 8 de mayo de 2016

Los milagros de Urueña y la columnas de Ciudad Rodrigo II

En el diario El Salmantino de 28 de diciembre de 1912 el Presbítero e historiador mirobrigense Jesús Pereira responde al artículo publicado en AVANTE el día 21 de diciembre.

Los milagros de Urueña y las Columnas de Ciudad Rodrigo
Al señor don Luis Rodríguez Miguel

En el último número de Avante, aparece un artículo de don Luis Rodríguez Miguel, vicepresidente de la comisión provincial de monumentos y en el que, al dar cuenta de un trabajo del sapientísimo arqueólogo, P. Fita, sobre «La diócesis y fuero eclesiástico de Ciudad Rodrigo en 13 de Febrero de 1161», publicado recientemente en el Boletín de la Real Academia de la Historia, propone a los aficionados mirobrigenses la solución de la  siguiente cuestión que respecto a los milagros de Urueña y las columnas de Ciudad Rodrigo se deducen, por lo visto, del erudit trabajo del director de la Real Academia de la Historia. «El director de la Real Academia de la Historia —dice el señor Rodríguez Miguel— invita a la Comisión provincial de monumentos, de Salamanca, a que se ponga en claro la identidad de ambos monumentos, y luego, más abajo, endosa amabilísimamente esta invitación a los aficionados mirobrigenses, concretando la cuestión en las siguientes preguntas:

¿Existen esas columnas en los altos de Ureña? ¿La inscripción es igual a la que tienen las de Ciudad Rodrigo? ¿Son las que como emblema heráldico tiene Ciudad Rodrigo las mismas de Ureña, trasladadas de aquel sitio? ¿Cuándo y por qué causa comenzó a usar Ciudad Rodrigo esas columnas como emblema heráldico?»

Un poco aficionado a conocer las antigüedades de mi pueblo, allá va, aunque peque de atrevido, algo que a mi parecer soluciona la cuestión propuesta.

Desde luego, la primera, segunda y cuarta de las preguntas del señor Rodríguez Miguel, no me atrevo a contestar por hoy; pero a la tercera, principal de todas ellas, me parece que puede contestarse sin ningún género de titubeo, que las columnas que como emblema heráldico usa Ciudad Rodrigo, no son las mismas de Urueña, ni por lo tanto trasladadas aquí desde aquel sitio.

La razón es humilde, pero muy digna de tenerse en cuenta a falta de otros datos y razones.

Si el señor Rodríguez Miguel ha visto la Historia Civitatense, (1) se habrá fijado que por el capítulo del primer libro, al tratar de los prebendados que tiene este templo, de los que han tenido las dignidades se deduce que Sánchez Cabañas escribió su Historia Civitatense en el año 1627, pues dice textualmente: «y este año de 1627 murió don Martín González Dávila, y el señor don Alonso Samaniego tomó la posesión (del decanato), en 1º de Mayo, y es el que al presente la tiene».

En la Historia de la M. N. y M. L. ciudad de Ciudad Rodrigo, del mismo autor, en el capítulo III, al hablar de las columnas que Augusto puso para señalar los términos de esta ciudad, dice a la letra:

«Las tres columnas son las mismas que hoy se ven en la ciudad…
Estaban puestas casi en medio de la ciudad, en lo más elevado del monte en que fue fundada, que venía a ser el sitio donde hoy se hallan las carnicerías, al hacer las cuales se halló una piedra sobre la que estuvieron antes fijadas las columnas, y habiendo notado contener alguna inscripción, se dio conocimiento al consistorio, quien mandó que el preceptor de gramática, Silva, explicase la inscripción, a cuyo acto se halló el noble caballero Antonio de Cáceres Pacheco, y visto que resultaba el letrero en honor de la ciudad, se mandó fuesen trasladadas las mismas letras, con sus puntos y notas ortográficas, a otra piedra nueva por estar la hallado sumamente hendida y que así se colocase sobre las columnas, las cuales, por estar recibidas como armas de la ciudad, habían sido colocadas en el mismo sitio que ahora tienen al lado de las casas consistoriales en la plaza Mayor, junto a la parroquia de San Juan Bautista. El año que fueron trasladadas lo señala otra piedra que se puso por adorno con esta inscripción:
«REGNANTE FILIPO II HAS COLUM
CUM INSCRPS ABIMA BASS
REPERT HIC AUGUSTOBRIGA
INSTAURAND, ANNO
MDLVII.»
En la misma historia de la muy noble y muy leal ciudad de Ciudad  Rodrigo, al capítulo 11, describiendo el origen y curso del río Águeda, dice Cabañas: «entre los dos pueblos de Robleda y Guinaldo, se le une asimismo (al Ägueda), otro gran arroyo, llamado Belloso, quedando en medio un monte alto, donde estuvo fundada la ciudad de Osonia, llamada ahora Urueña (2), de la que se ven aún algunos restos de edificios arruinados y unas columnas que han quedado en pie, a las cuales llaman los de aquella tierra, los milagros de Urueña».

De las palabras subrayadas en los anteriores traslados se deduce, a mi ver: 1º Que al tiempo de escribir Cabañas su Historia de la muy noble y muy leal ciudad de Ciudad  Rodrigo, que estaban en pie, sobre el monte donde se asentaba Osonia, las tres columnas que los coetáneos del historiador llamaban los milagros de Urueña. 2º Que las tres columnas, armas de Ciudad Rodrigo, estaban colocadas junto a las Casas Consistoriales desde el año 1557, habiendo estado antes emplazadas en el sitio que hoy tienen las llamadas Carnicerías Viejas, y esto desde una fecha, que aunque el autor no lo dice, debió ser lo suficientemente remota para que la piedra encontrada bajo su base estuviera tan deteriorada. 3º Que antes del año 1557 ya estaban recibidas como armas de la ciudad las tres columnas de Ciudad Rodrigo, y 4º Que Cabañas escribió su Historia Civitatense en el año 1626 o 28, y de igual o próxima fecha, debe ser la del mismo autor Historia de la M. N. y M. L. ciudad de Ciudad Rodrigo.

Luego, si en el año 1626 los milagros de Urueña estaban en pie sobre el monte de la ciudad de Osonia y las columnas-armas de Ciudad Rodrigo estaban como hasta hace pocos años, junto a las Casas Consistoriales, paréceme evidente que los milagros de Urueña no son las columnas de Ciudad Rodrigo.

Este parece que es el nudo que el señor Rodríguez Miguel trataba de deshacer con el encadenamiento de sus preguntas, y creo innecesario emplearse en la desesperante tarea de buscar en el revuelto archivo municipal para no sacar, tal vez, la consecuencia, como contestación a las demás preguntas.
JESÚS PEREIRA. (PBRO.)
Ciudad Rodrigo
     NOTAS:

(1) Por Ciudad Rodrigo corre impresa, aunque ya bien escasamente por cierto, una Historia de la M. N. y M. L. ciudad de Ciudad Rodrigo, por don Antonio Sánchez Cabañas, y era opinión generalmente admitida que Cabañas había escrito solamente una historia de este pueblo, siendo la que por aquí corre impresa un número muy reducido de sus capítulos, entresacados de la original por algún curioso y así conservados por los demás. En investigaciones sobre el asunto, de las que por creerlas de gran importancia di cuenta un día al ilustre Ayuntamiento de Ciudad Rodrigo, vine yo a deducir que Sánchez Cabañas no escribió una sola historia, como se cree, sino dos: una la ya citada, y otra titulada Historia Civitatense, que después de mucho buscar tuve la fortuna de encontrarla en la sección de manuscritos de la Biblioteca Nacional. El Ayuntamiento, preocupado con asuntos de mayor trascendencia sin duda, aún no me ha contestado a las peticiones que en mi solicitud le hacía, aunque en pública sesión se ocupó del asunto. Por si a la Comisión de Monumentos pudiera interesarle, me ocupare de ello en otro número, si el director de EL SALMANTINO me lo permite.

(2) Como se ve en este traslado de la Historia de la M. N. y M. L. ciudad de Ciudad Rodrigo, S. Cabañas llama Urueña a la antigua Osonia. El señor Rodríguez Miguel la llama primero Urenia y después Ureña. ¿Estos nombres están tomados exactamente del trabajo del P. Fita? De ser así será cosa de averiguar si la Historia Civitatense, de la que habla el P. Fita, es la que con la asignatura 7112 se guarda en la Biblioteca Nacional, o por el contrario, es uno de los libros sobre linajes y antigüedades mirobrigenses escribió S. Cabañas, y que yo daba por completamente perdidos.

sábado, 7 de mayo de 2016

Los Milagros de Urenia y las Columnas de Ciudad Rodrigo I

En AVANTE, semanario independiente de Ciudad Rodrigo, del día 21 de diciembre de 1912 aparece publicado el siguiente artículo.


Los Milagros de Urenia y las Columnas de Ciudad Rodrigo


El sapientísimo y erudito arqueólogo P. Fidel Fita, Director de la Real Academia de la Historia, ha publicado en el Boletín de esta docta corporación, correspondiente al pasado mes de Noviembre último, un artículo bajo el epígrafe «La Diócesis y Fuero eclesiástico de Ciudad Rodrigo en 13 de Febrero de 1161». Ocupase en él, tan diligente investigador, de la debatida cuestión de la antigüedad de la diócesis mirobrigense, poniendo de manifiesto los escasos documentos en los que puede hoy fundamentarse su historia, porque desgraciadamente el archivo de su catedral, desapareció, casi por completo, durante la guerra de la Independencia.

En tan curioso artículo, sumamente interesante para reconstituir el episcopologio de tan antigua diócesis, refiere el P. Fita, que el autor de la Historia Civitatnese, don Antonio Sánchez Cabañas, prebendad de la Catedral de Ciudad Rodrigo, habla de unas ruinas de la antigua ciudad romana de Oronia, cerca del sitio hoy conocido con el nombre de Urenia, cuyas ruinas acusa también don Manuel Gómez Moreno, autor del catálogo artístico y arqueológico de la provincia de Salamanca; cerca de esas ruinas, en una eminencia próxima, parece que existían unas columnas con inscripción, que los de aquellas tierras llaman los Milagros de Urenia; dichas columnas son muy semejantes a las que, hasta hace poco tiempo, existían en un ángulo de la casa municipal, y vienen siendo el emblema heráldico de Ciudad Rodrigo.

El Director de la Real Academia de la Historia, invita a la Comisión provincial de Monumentos de Salamanca, a que se ponga en claro la identidad de ambos monumentos, ignorando, sin duda, que esta Comisión, carece de consignación para investigaciones arqueológicas, y que en Ciudad Rodrigo, no cuenta con un diligente corresponsal, al que pueda confiar este encargo.

Ciudad Rodrigo, cuenta en la actualidad seguramente, en su prelado, en su cabildo catedral, y en algunas personas, espíritus de cultura bastante, para conceder importancia a estas investigaciones que suelen hacer sonreír con desdén a los ignorantes, que no conciben que puedan hallarse tanto placer y utilidad, en lo que ellos llaman chifladuras.

¿Existen esas columnas en los altos de Ureña? ¿La inscripción es igual a la que tienen las de Ciudad Rodrigo? ¿Son las que como emblema heráldico tiene Ciudad Rodrigo, las mismas de Ureña, trasladadas a aquel sitio? ¿Cuándo y por qué causa comenzó a usar Ciudad Rodrigo esas columnas como emblema heráldico?

Todas estas preguntas y otras que con ellas se relacionan, se dedicarían mis compañeros de Comisión, a su estudio sobre el terreno, pero por lo ya dicho, no es posible y yo invito a los estudiosos mirobrigenses, nos ilustren sobre esta materia, remitiendo el resultado de sus investigaciones a nuestra Comisión, o directamente al P. Fita, en la inteligencia que no queremos vestirnos con plumas ajenas, siendo únicamente nuestros deseos, corresponder a su invitación y esclarecer este punto histórico, que puede ser de gran importancia y transcendencia, para Ciudad Rodrigo.

El Vice-Presidente
de la Comisión provincial de Monumentos
LUIS RODRÍGUEZ MIGUEL
(continuará)